Convocatoria Manifestación 2 de marzo en Almería

Apoyamos la necesidad de hacer la transición a energías renovables debido a la emergencia climática a la que nos enfrentamos. Queremos un modelo energético realmente sostenible basado en el ahorro, la eficiencia energética y el autoconsumo, con respeto a los territorios, las economías locales y la biodiversidad, que beneficie a las personas y no, otra vez, a las grandes empresas.

En Almería, como en casi toda España, tanto el Gobierno central como el autonómico, sin planificar ni atender a las necesidades reales (demográficas, energéticas y medioambientales) de nuestra tierra, han optado por el modelo llamado centralizado, de gigantescas plantas eólicas y fotovoltaicas. Ya son más de 140 proyectos de megaplantas de energías renovables los que amenazan nuestra provincia y convierten los territorios de nuestros pueblos y mares en zonas de sacrificio. En muchos casos se acompañan de prácticas fraudulentas con engañosos y abusivos contratos de arrendamiento, la fragmentación de proyectos, o el recurso a una ley del sector eléctrico que permite la expropiación por utilidad pública, cuando el beneficio es para unos pocos.

Muchos de estos proyectos suelen venderse y revenderse multiplicando su valor incluso antes de que lleguen a desarrollarse.

La expansión masiva y desordenada de energías renovables supone la ocupación de miles de hectáreas con plantas solares, eólicas, estaciones eléctricas y líneas de evacuación. Muchas de estas instalaciones industriales de energías renovables afectan a áreas de alto valor ecológico, agrícola, cinegético, paisajístico, social y cultural, siendo además hábitat y refugio de especies de flora y fauna exclusivas de nuestra geografía y seriamente amenazadas. La selección de los terrenos que inevitablemente tuvieran que acoger grandes instalaciones encaminadas a suministrar energía a las grandes ciudades debe ser rigurosa, científica, planificada por las distintas administraciones y consensuada con los agentes sociales del territorio, no dejando nuestros campos, mares y la naturaleza en manos de la voracidad del mercado.

Las plantas industriales fotovoltaicas y eólicas implantadas sin planificación, ordenación y participación ciudadana pueden:

• Destruir el suelo
• Alterar el funcionamiento hidrogeológico, disminuyendo la infiltración de agua en los acuíferos.
• Ocupar mucha extensión de terreno destruyendo biodiversidad, al producir fragmentación y pérdida de hábitat.
• Aumentar la temperatura del aire alterando el equilibrio de los procesos hídricos y climáticos.
• Disminuir la capacidad de absorción de CO2 del suelo al disminuir la capacidad fotosintética.
• Provocar mortalidad de avifauna, cetáceos, peces y murciélagos, así como destrucción y fragmentación de su hábitat.
• Suponer una importante alteración del paisaje, la ocupación y destrucción de suelo agrícola, y de zonas pesqueras, por lo que pueden poner en riesgo los recursos naturales y económicos de las zonas rurales, comprometiendo la soberanía alimentaria.
• Destruir el patrimonio histórico y arqueológico, y los recursos económicos asociados.
• Perjudicar la actividad turística sostenible, ligada a los valores naturales, patrimoniales y los productos alimentarios de calidad.

Estas instalaciones industriales apenas crean puestos de trabajo estables después de su construcción, en cambio, los destruyen en el sector agropecuario, pesquero y turístico, ahondando aún más los graves problemas de despoblación, envejecimiento y falta de cohesión comunitaria que sufre Almería. De estos aspectos se aprovechan las empresas para agilizar sus proyectos contando con la menor capacidad de reacción, información y movilización de las zonas despobladas. Cuanta menos gente más fácil es su negocio. La Junta de Andalucía parece haber optado para la Comunidad por el modelo de desarrollo extractivo de otras épocas, al volver a poner su población (emigración), su agua (acuíferos), y ahora su territorio al servicio de intereses ajenos. La provincia será una colonia energética de otras territorios, mientras nuestros pueblos languidecen por falta de servicios, trabajo e innovación y ven cómo se debilita aún más su débil tejido productivo.

En Almería las más de 140 plantas fotovoltaicas y eólicas instaladas y proyectadas, ocuparán al menos 45.000 hectáreas. En Andalucía hay proyectos presentados por un total de 23 GW de potencia fotovoltaica, cuando los objetivos nacionales a 2030 según el PNIEC son de 39 GW. Sólo en el Campo de Tabernas en Almería, la potencia fotovoltaica proyectada en esta comarca es equivalente al 5,4% de la planeada en toda España para 2030.

Hay plantas proyectadas por todo la provincia, concentrándose en algunas de las zonas más valiosas desde el punto de vista ambiental y patrimonial de Almería, como en la zona del Campo de Tabernas, la zona de Lucainena de las Torres, donde los macro proyectos fotovoltaicos amenazan con destruir el paisaje que sirve de sustento a actividades respetuosas con el entorno, o como en el caso de la eólica marina de Mar de Ágata, cerca del Parque Natural de Cabo de Gata y Reserva de la Biosfera, que contribuiría a aumentar la perdida de naturalidad de este espacio, o los proyectos fotovoltaicos del entorno del yacimiento de Los Millares, que está en trámite de ser declarado como Patrimonio de la Humanidad.

Nos conviene tener claro que:

• Amenazando la biodiversidad, comprometemos la salud.
• Invadiendo las áreas agrícolas, ganaderas y pesqueras y castigando directamente al sector primario, ponemos en riesgo la soberanía alimentaria.
• Alterando agresivamente el paisaje, perdemos parte importante de la identidad de nuestros territorios y ponemos en riesgo la economía local, basada desde hace décadas en la sostenibilidad.
• Las prácticas industriales desarrollistas no tienen impacto positivo a nivel social, como vemos directamente en los precios de la luz.
• Con la pérdida del valor cultural de las zonas rurales, se acorrala a las regiones vaciadas, fomentando la despoblación y la desigualdad territorial y social.

El modelo distribuido, basado en pequeñas instalaciones, con el autoconsumo y las comunidades energéticas, permite aprovechar las virtudes de las energías renovables y reducir sus impactos, acercar la producción de energía a los puntos de consumo, posibilita la democratización de la energía y la reducción de la pobreza energética.

Denunciamos:

• Que la transición energética en España y en Almería está en manos de entidades privadas, sociedades anónimas, impulsada por los inversores extranjeros. Esto está favoreciendo una nueva burbuja especulativa que convierte nuestros territorios en una fuente extractiva de beneficios.

• Que no hay planificación para la expansión de las renovables, ni por parte del Estado ni de la Junta de Andalucía. La política sólo atiende al número de gigavatios de producción y a la creación de puestos de trabajo a corto plazo para vender resultados a corto plazo. La selección de ubicaciones se deja en manos de las empresas promotoras que se centran sólo en criterios económicos, proyectando en áreas cercanas a los puntos de alimentación a la red de alto voltaje, y dentro de estas áreas, a su vez, en las tierras más baratas, con grave perjuicio para los agricultores locales, sobre todo los más jóvenes. Además, son precisamente estos suelos de gran biodiversidad, los que ofrecen algunos de los últimos refugios para especies de aves en peligro de extinción, no solo en Europa, sino en algunos casos incluso en todo el mundo.

• Que, si alguien no quiere arrendar o vender sus terrenos, se amenaza o se recurre directamente a una ley de expropiación heredada del franquismo.

• Que las administraciones públicas, en lugar de facilitar información rigurosa a vecinos y ayuntamientos, están tolerando prácticas fraudulentas como la fragmentación de proyectos, facilitando la vulneración de la protección del suelo rústico prevista por la ley y usurpando las competencias de planificación urbanística de los ayuntamientos. La Junta de Andalucía está defendiendo los intereses industriales energéticos y olvidando la protección del medio ambiente y el paisaje.

Nuestra propuesta para una transición energética justa es:

Planteamos además varias alternativas específicas en nuestra provincia que ayudarían a paliar los efectos negativos del modelo actual

1. La implantación de paneles de células fotovoltaicas de energía solar totalmente transparentes (transparent luminescent solar concentrator-TLSC) en los tejados de las más de 32.000 hectáreas de invernaderos existentes en la provincia. De esta manera podría cubrirse casi toda la demanda eléctrica de Andalucía.
2. Estudiar la posibilidad de sustituir ciertos cultivos super-intensivos de olivos en el Campo de Tabernas (que no hayan destruido hábitats de especies de fauna y flora protegida y que han esquilmado el agua de los acuíferos de la zona) por plantas fotovoltaicas. Se podrían instalar toda la potencia fotovoltaica proyectada en Almería a día de hoy.

Investigadoras/es

• Adela González Megías / Universidad de Granada
• Albert Solé Benet / Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC)
• Alberto Ucero Solis / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Alejandro Rodríguez / Estación Biológica de Doñana (CSIC)
• Alexandra Rodríguez Pereiras /Centro de Ecologia Funcional-Universidade de Coimbra
• Antonio J. Castro Martinez / Universidad de Almería
• Carlos A. Martín / Universidad Complutense de Madrid
• Carlos Camacho / Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC)
• Carlos Martínez Núñez / Universidad de Jaén
• Carlos Palacín Moya / Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)
• Carlos Rodríguez López / Estación Biológica de Doñana (CSIC)
• Carmen Zamora Muñoz / Universidad de Granada
• Cristian Pérez Granados / Universidad de Alicante
• Daniela Canestrari / Universidad de León
• David Serrano Larraz / Estación Biológica de Doñana (CSIC)
• Dr. Herbert Hoi / Universidad de Viena
• Eduardo Velázquez / Universidad de Palencia
• Elena Angulo Aguado / CSIC
• Elena D. Concepción Cuevas / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Elvira Sahuquillo / Universidade da Coruña
• Emili García-Berthou / Universidad de Girona
• Esperanza Fernández Martínez / Universidad de León
• Fernando Valladares / Centro de Ciencias Medioambientales (CSIC)
• Francisco Castaño Vázquez / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Francisco Ruiz Raya / Universidad de Vigo
• Francisco Valera Hernández / CSIC
• Guillermo Blanco Hervás / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Ibone Ametzaga Arregi / Universidad del País Vasco
• Inmaculada Abril Colón / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Jaime Martínez Valderrama / Universidad de Alicante
• Javier Cabello Piñar / Universidad de Almería
• Jordi Moya Laraño / Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC)
• José A. Donázar / Estación Biológica de Doñana (CSIC)
• José Luis Garrido Sánchez / Estación Experimental del Zaidín (CSIC)
• Jose M. Fedriani Laffitte / CIDE-CSIC
• Juan Antonio Fargallo Vallejo / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Juan Carlos Alonso López / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Juan M. Pleguezuelos Gómez / Universidad de Granada
• Juan Manuel Peralta Sánchez / Universidad de Granada
• Juan Traba Díaz / Departamento de Ecología UAM
• Julia Gómez Catasús / NOVIA University of Applied Sciences
• Julio Blas García / Estación Biológica de Doñana (CSIC)
• Mag. Christine Hoi / Universidad de Viena
• Marc Llirós / Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
• Mario Díaz Esteban / Museo Nacional de Ciencias Naturales
• Mónica Folgueira / Universidad da Coruña
• Olivia Barrantes Díaz / Universidad de Zaragoza
• Pedro José Rey Zamora / Universidad de Jaén
• Radovan Václav / Slovak Academy of Sciences
• Rafael Barrientos Yuste / Universidad Complutense de Madrid
• Rubén Milla Gutiérrez / Universidad Rey Juan Carlos
• Salvador Espada Hinojosa / Universidad de Viena
• Santiago Soliveres Codina / Universidad de Alicante
• Teresa Abáigar Ancín / CSIC
• Victoria Ochoa Esteban / Universidad de Alicante